La prolactina es una hormona liberada durante el orgasmo que juega un papel crucial en la consecución de la satisfacción sexual y la consiguiente relajación y tranquilidad. También se conoce como hormona del «bienestar» porque promueve sentimientos positivos y reduce los niveles de estrés. La prolactina es producida por la glándula pituitaria, que regula las diferentes funciones del cuerpo, como la lactancia, el crecimiento y la reproducción.
Durante el orgasmo, la prolactina se libera junto con la dopamina y la oxitocina, creando un efecto eufórico que aumenta el placer sexual. La dopamina aumenta la libido y la oxitocina crea una sensación de conexión y afecto entre las parejas. La oxitocina también causa contracciones uterinas durante el parto y la producción de leche materna después del parto.
La liberación de prolactina durante el orgasmo está controlada por el hipotálamo, la parte del cerebro encargada de regular el estado de ánimo y las emociones. Cuando se estimula, el hipotálamo indica a la glándula pituitaria la liberación de prolactina, que luego entra a través del torrente sanguíneo a varias partes del cuerpo, incluidos los órganos genitales, el pecho y otros órganos. Este proceso es similar a cómo se producen y liberan otras hormonas, pero el mecanismo exacto de exposición a la prolactina sigue sin estar claro.
Varios estudios han demostrado que las mujeres que experimentan orgasmos más intensos tienden a producir niveles más altos de prolactina. Los hombres, en cambio, no producen prolactina durante el orgasmo debido a diferencias en su sistema reproductivo.
Sin embargo, todavía pueden sentirse relajados y satisfechos después del sexo, gracias a la liberación de endorfinas y otros neurotransmisores.
Además de su papel en la mejora de la satisfacción sexual, la prolactina desempeña un papel importante en el mantenimiento de la salud y el bienestar en general. Ayuda a regular el régimen de sueño, reduce la inflamación y fortalece la inmunidad. Los niveles bajos de prolactina pueden conducir a ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental.
En general, la prolactina es esencial para lograr el placer sexual y mantener una buena salud física y mental. Su liberación durante el orgasmo contribuye a la sensación de calma y relajación, lo que la convierte en una parte integral de la experiencia postorgásmica.